top of page

YO SOY DIOS

buscandoadiosps

Dia y noche. Julia Stankova.

Hace algún tiempo mi madre me contaba una de esas historias suyas que luego de escuchadas se quedan conmigo para siempre, se niegan a abandonarme. Habrá que añadir que ella tiene una suerte de don para contarme historias de este tipo y cuánto se lo agradezco.


El relato refería a un poeta amigo, a quien ambas admiramos profundamente no sólo por la belleza de sus versos, sino también por la belleza de su ser. Me contaba mi madre que este amado poeta, que murió hace ya varios años, había seguido con cierto fervor a un maestro espiritual, un “iluminado” que vivía en un pueblo aledaño a la ciudad andina donde viven mis padres.


Según me refería mi madre, luego de algunos años de discipulado, el poeta decidió alejarse de su maestro tras una conversación que le decepcionó. Hablando con él e indagando sobre Dios, su maestro espiritual le preguntaba, ¿por qué me preguntas por Dios cuando lo tienes frente a ti? Yo soy Dios.


Desde entonces, esta historia fue anexada a ese espacio de mi alma que guarda contenido en el que quiero meditar. Momentos, gestos, imágenes, palabras que no son arrojadas al cajón donde meto lo olvidado, ni puestas en el estante donde conservo los recuerdos, sino que habitan otro espacio, donde se quedan latentes, aguardando el momento correcto para volver a mí.


En esa maraña Dios-ego que somos, nuestro ego sobra.

Esos momentos han abundado, he visto de nuevo al misterio que se esconde tras la aseveración de aquel maestro a quien nunca conocí, lo he encontrado en muchos libros cuyos autores comparten su manera de entenderlo, su personal revelación.

Encuentro, por ejemplo, en una extensa introducción que hace Mercedes Gómez Blesa a un libro de María Zambrano, estas palabras que parecen querer explicarme aquel Yo soy Dios que se ha quedado palpitando en mí. Afirma Gómez Blesa, hablando de san Agustín:


El santo africano ve en la penetración en el fondo del alma el único camino conducente a la divinidad, pues Dios es lo más íntimo de cada hombre, más íntimo incluso que el propio ser. De ahí que san Agustín exclame: «Deseo conocerte a ti, conocerme a mí mismo».


San Agustín advierte la intimidad del sujeto como el hogar de la presencia divina, como si para el santo fuéramos una especie de maraña donde se mezclan, haciéndose uno, Dios y nosotros.


Añadamos a la de San Agustín, la perspectiva de Unamuno:


Muchas de estas ocupaciones de mi espíritu que te confío ni yo sé lo que quieren decir, o, por lo menos, soy yo quién no lo sé. Hay alguien dentro de mí que me las dicta, que me las dice. Le obedezco y no me adentro a verle la cara ni a preguntarle por su nombre. Sólo sé que si le viese la cara y si me dijese su nombre me moriría yo para que viviese él.


El filósofo bilbaíno ofrece un elemento nuevo para nuestra meditación. En esa maraña Dios-ego que somos, nuestro ego sobra. Lo cual me lleva a preguntarme si la división es posible.


decir Yo soy Dios implica aniquilar al yo completamente, pues la aseveración no procede del ego, que ya ha muerto, sino de esa otra parte de la maraña que sigue viva

Rumi propone una respuesta a mi duda. Refiriéndose a Mansur Al-Hallaŷ, místico sufí que fuera encarcelado y ejecutado tras ganarse la enemistad de sus contemporáneos, quienes consideraron blasfemia su aseveración Yo soy la Verdad, que implicaba decir Yo soy Dios, Rumi enseñaba esto a sus discípulos:


Cuando el amor de Mansur por Dios no tuvo límites, se convirtió en su propio enemigo y extinguió su yo. El dijo «Ana’l-Haqq» (yo soy la Verdad / yo soy Dios), es decir, «me he exterminado, ya sólo queda Dios». Esto es la extrema humildad. La frase «Tú eres Dios y yo soy tu servidor» muestras arrogancia pues apunta a la existencia de quien la pronuncia, instaurándose la dualidad. Puesto que «yo» no existe, «Él» tampoco. Dios ha dicho «Yo soy Dios», por eso no existe nada distinto a Él, por eso Mansur se extinguió en Él, en consecuencia, las suyas fueron palabras de Dios.


no necesitamos flagelar al yo, es tan pequeñito que acercándonos a Dios desaparecerá

Para Rumi, decir Yo soy Dios implica aniquilar al yo completamente, pues la aseveración no procede del ego, que ya ha muerto, sino de esa otra parte de la maraña que sigue viva… Podría, intentando seguir este camino, hablar ahora de la negación del yo y lo que ello implica, pero se corre el riesgo de caer en lo farisaico, en confusiones que parecen invitar a oscuridades que jamás han ayudado a nadie. Por ello prefiero quedarme con la luz a la que nos invita Juan Mascaró en su introducción al Bhagavad Gita.


Si consideramos las grandes palabras de los Upanishads, Tat tvan asi, «Tú eres eso», encontramos que desde el mundo exterior vamos entrando en nuestro mundo interior; pero las palabras pueden interpretarse de diferentes maneras. «Yo soy brahman», o «Yo soy atman» o «Yo soy Dios» pueden sonar extraño a menos que lo entendamos en el verdadero sentido de que solo el yo soy que hay en mí es: mi pequeña personalidad no representa prácticamente nada. Por otro lado, Tat tvam asi puede interpretarse en el sentido de que sólo Dios es, o «Sólo Tú eres». En ambos casos nuestra pequeña personalidad desaparece.


Es así de simple, no necesitamos flagelar al yo, es tan pequeñito que acercándonos a Dios desaparecerá, como tan hermosamente lo explica Rilke:


Dios, eres grande.

Eres tan grande que ya no existo más

con sólo colocarme en tu cercanía.

Eres tan oscuro; mi pequeña claridad

en tu borde no tiene sentido.

Tu voluntad pasa como una ola

y el día se ahoga en ella.


Cuando un hombre muere se dice: ha muerto un hombre; pero si quisiéramos ser más precisos podríamos decir que su pequeño yo ha muerto y que su eternidad continúa, ahora diluida en lo Divino. En los santos es esto lo que ocurre, pero sucede mientras ellos están aún en el cuerpo. El yo temporal muere y sólo su Yo eterno, que es Dios, sigue vivo. Por ello afirman: Yo soy Dios.

27 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
A SALVO

A SALVO

PRISIONERO

PRISIONERO

Comments


Commenting has been turned off.
Únete a mi lista de correo

Gracias por enviarnos tus datos

© 2023 by The Book Lover. Proudly created with Wix.com

  • Blanco Icono de Instagram
bottom of page