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DIOS ES AMOR

buscandoadiosps

Actualizado: 17 mar 2022

Fragmento del libro Buscando a Dios

Christ in the Wilderness - The scorpion. Stanley Spencer

Dios me llama de nuevo a escribir, a usar mis palabras para expresar las Suyas, y es como despertar de un largo sueño, del que alguien te llama con una clara urgencia. Urge escribir, urge contar y transmitir. ¿A quién?, no lo sé, solo Él conoce el fin desde el principio, el resto de nosotros vamos adivinando lo mejor que podemos, tratando de entender la imagen que nos revela este rompecabezas del que solo tenemos algunas piezas, casi ninguna colindante. Han sido años sin escribir palabra, y como quien despierta después de un largo sueño, mi mente se apabulla fácilmente, pero Él persiste, y lo hace con un único mensaje: “Dios es amor”, una — aparentemente simple — sentencia que me ha revelado un mundo de ambigüedad que tengo la necesidad de expresar en estas líneas.


Pero para comenzar a comprender la profundidad de esta sentencia debemos entender primero que es verdaderamente el amor. La Biblia tiene una muy citada definición de amor en la primera carta de Pablo a los Corintios: “Tener amor es saber soportar, es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de la injusticia sino de la verdad” (1 Corintios 13:4-6).


...solo Él conoce el fin desde el principio, el resto de nosotros vamos adivinando lo mejor que podemos, tratando de entender la imagen que nos revela este rompecabezas del que solo tenemos algunas piezas, casi ninguna colindante.

Toda expresión de ese amor que describe Pablo no solo proviene de Dios, es Dios y el hombre que tiene a Dios inevitablemente manifiesta en su vida lo que Él es, sin importar su religión (o falta de ella), su cercanía a Dios se hace obvia en su comportamiento, porque Dios está donde hay amor. Juan nos lo explica de esta manera: “Dios es amor, y el que vive en amor, vive en Dios y Dios en él” (1 Juan 4:16).


Uno de los grandes afanes de Pablo en la carta a los Romanos fue el explicarles (probarles), la igualdad entre judíos y gentiles, y como Dios era para todos. Y en este afán afirmaba que cuando los gentiles tienen una conducta conforme a la ley de Dios, “...llevan la ley escrita en el corazón. Su propia conciencia lo comprueba, y sus pensamientos los acusarán o los defenderán” (Romanos 2:15).


Dios se ha revelado a todos los hombres, no excluye a nadie, no distingue entre credos. Su amor nos ha sido revelado a todos, y esa revelación nos invita a seguirla. Él está por encima de nuestros dogmas y no necesita que le busquemos por medio de una religión específica, Él puede llegar al hombre de muchas formas.


Plantea Rojas Guardia en El principio de incertidumbre que “conocemos a Dios porque compadecemos al universo: es el furioso anhelo de dar finalidad al universo, de hacerlo consciente y personal, lo que nos ha llevado a creer en Dios, a creer que haya Dios, a crear a Dios, en una palabra. La fe es el poder creador del hombre”. De esta forma el hombre llega a conocer a Dios: el hombre primitivo en todos los rincones del mundo buscando respuestas le descubre, pero desafortunadamente no se queda con este descubrimiento puntual y puro, sino que en un afán de racionalizar a Dios, crea también la doctrina, que aunque tiene a Dios en su centro, está contaminada por el pensamiento del hombre que la crea, tanto que cuando entre los hombres se sucede el intercambio de culturas, sus limitaciones racionales les impiden reconocer a Dios en las doctrinas ajenas, porque las añadiduras humanas han tergiversado tanto Su imagen, que necesitaría el hombre remover todo lo añadido (en un intento por crear un concepto de Dios que se ajuste a una cultura, a un pensamiento humano) para encontrar a Dios en su centro, al único, al que inspiró los pensamientos de todos aquellos hombres que luego agregaron sus opiniones, temores, querellas, razones.


Dios se ha revelado a todos los hombres, no excluye a nadie, no distingue entre credos. Su amor nos ha sido revelado a todos, y esa revelación nos invita a seguirla.

En el centro de las religiones creadas por el hombre está el mismo Dios (Amor), pero a Dios no se le puede limitar con doctrinas humanas, no se le puede realmente definir con razonamientos humanos y por tanto imperfectos, a Dios hay que sentirle, allí, adentro, escucharle; debemos evitar la tentación de encajonarlo dentro de una doctrina que nunca lo podrá abarcar. Dios (Amor) no necesita una religión para acercarse a nosotros, solo necesita un corazón dispuesto, un corazón cristiano o uno musulmán, da igual, uno budista e incluso el de un no creyente, para Él es lo mismo. Él examina nuestros corazones y tiene la capacidad de ver mas allá de nuestros dogmas, no solo para llegar a nosotros, sino también para salvarnos...


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