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El reino de Dios está en vosotros

León Tolstói

San Bernardino, USA

May 2017

06

El reino de Dios está en vosotros

 

La vida de Tolstói a veces parece tan grandiosa y dramática como sus famosas novelas. Su historia me resulta fascinante, en particular el vuelco que dio en la mitad de su vida para transformar al aclamado y libertino autor ruso en un anarcopacifista que rechaza su pasada obra literaria.

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El reino de Dios está en vosotros es una de las obras que enmarca la dirección que tomó el pensamiento de Tolstói tras esta importante transición. Es un tratado filosófico que plantea las bases de su anarquismo cristiano que rechaza con intransigencia a las instituciones militares, gubernamentales y religiosas, y que le valió la excomunión y de su llamado a la no violencia que inspiró el movimiento de Gandhi.

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... ganan la partida cuando permitimos que el odio haga posada en nuestros corazones, y es evidente que el de Tolstói fue conquistado.

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Como podrán imaginarse, esta obra dista mucho de las conocidas novelas del autor que han sido leídas y admiradas por tantas generaciones (me incluyo), y contiene planteamientos que pueden resultar radicales y que son para Tolstói no negociables. No pretendo usar esta reseña para entrar en el debate político al que la obra obviamente invita dejaré más bien que ustedes conversen con él al respecto, mi interés está en resaltar otro aspecto.

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El reino de Dios está en vosotros es una obra cargada de verdad y es esta la razón por la que invito a leerla, palabras como estas no pueden ignorarse:

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Todo hombre se encuentra, durante su vida, en relación a la verdad, en la situación de un viajero que camina en la oscuridad con la claridad de una linterna cuya luz se proyecta delante de él; no ve lo que la linterna aún no ilumina; no ve siquiera el camino recorrido y que ya recayó en la oscuridad; pero en cualquier lugar que se encuentre, ve lo que está iluminando la linterna, y siempre es libre para escoger un lado u otro de la carretera.

(…)

Por supuesto, el hombre no es libre si nosotros lo representamos como inmóvil, si olvidamos que la vida de la humanidad es un movimiento continuo de la oscuridad en dirección a la luz, de la verdad inferior a la verdad superior, de la verdad mezclada de errores a la verdad más pura.

El hombre no sería libre si no conociera verdad alguna, y no sería igualmente libre, y tampoco tendría noción de libertad, si la verdad le fuera revelada en toda su pureza, sin mezcla de errores.

(…)

La libertad del hombre no consiste en su facultad de actuar independientemente del curso de la vida y de las causas que en ella influyen, sino en poder, reconociendo y profesando la verdad que le fue revelada, hacerse libre y feliz artesano de la obra eterna realizada por Dios (...) o, cerrando los ojos a esta verdad, hacerse su esclavo y ser dolorosamente arrastrado hacia donde no desea ir.

(…) La libertad del hombre reside en esta elección.

 

Sin embargo, no puedo terminar esta reseña dejándolos solo con el dulce sabor de estas palabras, debo hacer una advertencia fundada en mi experiencia personal con este libro: leerlo es también encontrar a un Tolstói lleno de odio hacia las instituciones a las que culpa por el maltrato y la esclavitud del hombre libre; y sería fácil encontrar razones para justificarlo (tanto abuso de poder, tanta avaricia, tanta mentira), sin embargo, ganan la partida cuando permitimos que el odio haga posada en nuestros corazones, y es evidente que el de Tolstói fue conquistado. Ese rencor tangible entre sus líneas me hizo la lectura de su libro realmente difícil, tanto que tuve que leerlo en tercios haciendo una pausa de semanas entre ellos porque mi espíritu se resentía. Este hecho no hace indigna su lectura, pero en nuestra aproximación a él debe reinar el consejo de Salomón: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:23).

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